PENSAMIENTOS POSITIVOS - parte 2

El Poder de los Decretos

En la primer parte de esta nota te he planteado que La realidad muestra que “nos convertimos en lo que pensamos”, que “somos la manifestación concreta de nuestras creencias más profundas” y que “nuestros resultados tienen el mismo tamaño que el de nuestras ideas”.
Por lo tanto, si prestamos mayor atención a cómo estamos pensando las relaciones, las situaciones, la vida e incluso a nosotros mismos podemos darnos cuenta de qué ideas y creencias nos están jugando en contra y mejorarlos de inmediato.
Recién en estos tiempos estamos más preparados para comprender más profundamente el funcionamiento de nuestra mente. Hoy podemos aceptar con menos resistencias la existencia de las llamadas Leyes Universales o Cósmicas como verdades irrefutables.
Una de ellas es la Ley Mental que consiste en el hecho de que todo lo que cobra vida en la dimensión física-visible- externa es generado desde el plano mental (o mundo de las ideas).
Ningún pensamiento es sin efectos. Si pudiéramos verlos, ver sus formas y sus consecuencias por anticipado, nos horrorizaríamos por el uso inadecuado que hacemos de esta herramienta de poder creador y querríamos transformarlos de inmediato.
Cada vez que pensamos algo, una parte de nuestra corriente de energía se mantiene activa y ligada al cumplimiento de esa creación. Si, hasta ahora, no hemos sido muy concientes del tipo de formas mentales hacia las que estamos dirigiendo esa buena parte de nuestra energía aumentan notablemente las probabilidades de estar creando algo limitado para nosotros mismos y para los demás.
La clave para hacer un óptimo aprovechamiento de esta Ley es centrar nuestra voluntad en decretarnos sin límites lo positivo, lo bueno y lo benefactor (lo constructivo). Estar presentes allí hará que vayan desapareciendo espontánea y fácilmente de nuestra programación mental los miedos (pensamientos ilusorios y limitantes), las dudas (pensamientos contradictorios, en lucha) y el pesimismo (pensamientos negativos y de fracaso). De otro modo, estaremos sumando Karma negativo en nuestros haberes existenciales.
Decretar no es orar. El uso de los decretos se diferencia de la práctica de la oración en que son afirmaciones claras, precisas y contundentes. En cambio las oraciones son más laxas e implican un mayor margen de espera. Cuando decretamos aseveramos la infalible realización de lo mentado mientras que cuando oramos nos queda incertidumbre acerca de su concreción. Lo que, a su vez, alimenta el sentimiento de desamparo, inseguridad, angustia y/o impotencia.
Esto responde al lugar en el que decidamos ubicar el poder creador y según la amplitud de conciencia que se tenga en el momento de calificar las energías. En el caso de las oraciones, la definición la tiene un Dios externo, residente en los Cielos, casi ajeno al individuo. Por tanto, se le formula una petición reconociendo una responsabilidad personal limitada en el proceso de creación de los resultados deseados. Se apela a la bondad y buena voluntad de ese Dios para obrar el milagro.
En cambio, en el uso de los decretos estamos reconociendo desde el inicio que ese dios creador está activo manifestándose a través de nosotros… que cada uno de nosotros es ese dios y que el poder de manifestación está bajo la propia responsabilidad con un total convencimiento de la eficacia de ese poder. Veamos un ej
Mientras en la oración diríamos: “Pido por el restablecimiento de mi salud…”, la formulación del decreto versaría: “Yo soy creando y manifestando perfecta salud en todo mi cuerpo, aquí y ahora. Gracias porque hecho está!”.
Como se ve, el decreto consiste en:
1* AFIRMAR EN POSITIVO AQUELLO QUE SE DESEA REALIZAR, ALCANZAR O SENTIR
2* reconociendo la divinidad creadora en uno mismo con la llave gramatical “YO SOY”
3* especificando claramente el cuándo; es decir, se ubica la concreción en el tiempo presente y se lo redacta como si ya estuviera sucediendo. Por tal razón es que, además,
4* se agradece por “anticipado”, como cierre de la fórmula. Ese agradecimiento es, justamente, el gesto de confianza que merece la victoria. Este punto nos lleva a otra Ley Cósmica (que no es objeto de esta nota) llamada “Ley del Dar y del Recibir”. Ya tendremos oportunidad de hablar de ella.

Si deseas seguir entrenándote en esta práctica, te sugiero algunos decretos para tener en tu “botiquín de primeros auxilios mentales”. Verás rápidamente sus buenos efectos:
- Para dudas e inseguridades: “YO SOY EL PODER DE DIOS EN ACCIÓN Y REALIZO MI MAYOR BIEN EN CADA MOMENTO.”
- Para claridad y comprensión: “YO SOY UNA/O EN LA LUZ Y EL AMOR DE MI MAESTRO INTERIOR, SIEMPRE.”
- Para sanar el corazón herido: “YO SOY FLUYENDO FÁCILMENTE EN EL AMOR SAGRADO QUE ME ABRE LAS PUERTAS A NUEVAS FORMAS DE SER, PENSAR Y VER.”


Que sigas escribiendo los mejores decretos de Amor, Armonía y Prosperidad en los libros de tu mente para vivir la alegría de ser la manifestación de Dios, aquí, en la Tierra.Om Shanti.